¿Para qué valdría la pasión (acharnement) de saber, si sólo asegurara la adquisición de conocimientos y no de alguna manera –y tanto como se pueda– el extravío de aquel que conoce? Hay momentos en la vida en que el problema de saber si uno puede pensar de manera distinta a como piensa y percibir de otra manera que como ve es indispensable para continuar mirando o re-flexionado. (...) Pero, ¿qué es la filosofía en la actualidad –quiero decir la actividad filosófica– si no es un trabajo crítico del pensamiento sobre sí mismo, y si no consiste, en lugar de legitimar lo que ya se sabe, en emprender la tarea de saber cómo y hasta dónde sería posible pensar de otra manera?”

El uso de los placeres.
Michel Foucault.

jueves, 4 de enero de 2018

De Ley.

La teología negativa o de la ausencia, la trascendencia de la ley, el a priori de la culpabilidad, son temas frecuentes en muchas interpretaciones de Kafka. Los textos célebres de El proceso (y también de “La colonia penitenciaria” de La muralla china) presentan la ley como pura forma vacía y sin contenido, cuyo objeto permanece incognoscible: la ley por lo tanto no puede enunciarse sino en una sentencia y la sentencia no puede conocerse sino en el castigo. Nadie conoce el interior de la ley. En “La colonia” nadie sabe que es la ley; y las agujas de la máquina escriben la sentencia en el cuerpo del condenado, quien la ignoraba, al mismo tiempo que le infligen la tortura. “El hombre descifra la sentencia con sus llagas”. En La muralla china, “qué tortura la de ser gobernado por leyes que no se conocen (…) y el carácter de las Leyes requiere también el secreto de su contenido”. Kant creó la teoría racional de la inversión (de la concepción griega a la concepción judeo-cristiana) de la ley: la ley ya no depende de un Bien preexistente que le daría su materia; ahora es pura forma de la cual depende el bien en cuanto tal. Eso es lo que enuncia la ley, en las condiciones formales en las que se enuncia a sí misma.


Parecería que Kafka se inscribe en esta inversión. Pero el humor que aporta da testimonio de una intención muy distinta. Se trata no tanto de desplegar esta imagen de la ley trascendente e incognoscible como de desmontar el mecanismo de una máquina totalmente diferente, que solo necesita esta imagen de la ley para coordinar sus engranajes y ponerlos a funcionar juntos “con una sincronización perfecta” (una vez que esta imagen-foto desaparece, las piezas de la máquina se dispersan, (...).


En Kafka, Por una literatura menor, de Gilles Deleuze y Félix Guattari.
 

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