No
hay cicatriz, por brutal que parezca,
que no encierre
belleza.
Una historia puntual se cuenta en ella,
algún
dolor. Pero también su fin.
Las cicatrices, pues, son las
costuras
de la memoria,
un remate imperfecto que nos
sana
dañándonos. La forma
que el tiempo encuentra
de
que nunca olvidemos las heridas.
En Explicaciones no pedidas, de Piedad Bonnett.
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