Don
Juan consideraba los estados de realidad no ordinaria como única
forma de aprendizaje pragmático y único medio de adquirir el poder.
Daba la impresión de que otras partes de sus enseñanzas eran
incidentales a la adquisición de poder. Este punto de vista permeaba
la actitud de don Juan hacia todo lo que no estaba conectado
directamente con los estados de realidad no ordinaria. A través de
mis notas de campo hay referencias dispersas al sentir de don Juan.
Por ejemplo, en una conversación insinuó que algunos objetos poseen
en sí mismos cierta cantidad de poder. Aunque él en lo particular
no tenía ninguna respeto por los objetos de poder, decía que los
brujos menores a menudo se valían de ellos. Le pregunté
frecuentemente sobre esos objetos, pero pareció no tener interés en
discutirlos. Sin embargo, cuando el tema se trajo a colación en otra
oportunidad, consintió, con renuencia en hablar de ellos.
-Hay
ciertos objetos empapados de poder -dijo-. Hay cantidades de objetos
así cultivados por hombres poderosos con ayuda de espíritus amigos.
Estos objetos son herramientas; no son herramientas comunes, sino
herramientas de muerte. Pero no son más que objetos; no tienen poder
de enseñar. Hablando con propiedad, están en el terreno de los
objetos de guerra; están hechos para la lucha; están hechos para
matar, cuando se los arroja.
-¿Qué
clase de objetos son, don Juan?
-No
son en realidad objetos; más bien son modos de poder.
-¿Cómo
puede uno obtener esos modos de poder, don Juan?
-Depende
de la clase de objeto que quieras.
-¿Cuántas
clases de objetos hay?
-Ya
te dije, docenas. Cualquier cosa puede ser un objeto de poder.
-Bueno,
entonces, ¿cuáles son los más poderosos?
-El
poder de un objeto depende de su dueño, de la clase de hombre que
sea. Un objeto de poder cultivado por uno de esos brujos de mala
muerte es una idiotez; en cambio, un brujo fuerte y poderoso da su
fuerza a sus herramientas.
-¿Cuáles
son entonces los objetos de poder más comunes? ¿Cuáles prefieren
la mayoría de los brujos?
-No
hay preferencias. Todos son objetos de poder, todos son lo mismo,
-¿Usted
tiene alguno, don Juan?
No
respondió; sólo me miró y se echó a reír. Permaneció callado
largo rato, y pensé que mis preguntas lo molestaban.
-Hay
limites para esos modos de poder -prosiguió-. Pero de esto yo tengo
la seguridad que no entiendes ni una palabra. A mi me ha llevado casi
una vida entender que, por sí solo, un aliado puede revelar todos
los secretos de esos poderes menores y volverlos cosa de niños. Yo
tuve herramientas así en un tiempo, cuando era muy joven.
En
Las enseñanzas de don Juan, de Carlos Castaneda.
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