¿Para qué valdría la pasión (acharnement) de saber, si sólo asegurara la adquisición de conocimientos y no de alguna manera –y tanto como se pueda– el extravío de aquel que conoce? Hay momentos en la vida en que el problema de saber si uno puede pensar de manera distinta a como piensa y percibir de otra manera que como ve es indispensable para continuar mirando o re-flexionado. (...) Pero, ¿qué es la filosofía en la actualidad –quiero decir la actividad filosófica– si no es un trabajo crítico del pensamiento sobre sí mismo, y si no consiste, en lugar de legitimar lo que ya se sabe, en emprender la tarea de saber cómo y hasta dónde sería posible pensar de otra manera?”

El uso de los placeres.
Michel Foucault.

jueves, 13 de diciembre de 2018

¿Por qué hemos conservado nuestros nombres?



¿Por qué hemos conservado nuestros nombres?
Por rutina, únicamente por rutina.
Para hacernos nosotros también irreconocibles.
Para hacer imperceptible, no a nosotros, sino todo lo que nos hace actuar, experimentar, pensar.
Y además porque es agradable hablar como todo el mundo y decir el sol sale, cuando todos sabemos que es una manera de hablar.
No llegar al punto de ya no decir yo, sino a ese punto en el que ya no tiene ninguna importancia decirlo o no decirlo.
Ya no somos nosotros mismos.
Cada uno reconocerá los suyos.
Nos han ayudado, aspirado, multiplicado.

En Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, de Gilles Deleuze y Félix Guattari.

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