¡Fiesta
del Trabajo! y en el Génesis, que la masa de ignorantes y de
hipócritas acata como revelación divina, se afirma que a una
humanidad nacida en un paraíso de delicias se le impuso el trabajo
como una maldición, como un castigo, como una venganza, por haber
cometido el pecado de vivir, porque quiso saber, porque comió el
fruto prohibido del árbol de la ciencia.
¡Fiesta
del Trabajo! y en una sociedad enriquecida por la inteligencia y por
el esfuerzo de los trabajadores de todas las generaciones y de todos
los países, que vivieron en la esclavitud y en la servidumbre y
viven hoy sometidos al salario, hay un 40 por 100 de obreros sin
jornal a quienes se deja morir de miseria en sus tugurios o se les
acorrala a tiros o a sablazos en cuanto se mueven o se atreven a
levantar la voz en la plaza pública en defensa de sus derechos.
¡Fiesta
del Trabajo! y en nuestro Código Civil, para justificar la
usurpación que concede al propietario el monopolio de los frutos
naturales, de los frutos industriales y de los frutos civiles, se
presume que todas las obras, siembras y plantaciones son hechas por
el propietario.
No;
los trabajadores conscientes, los que llevan la iniciativa del
progreso, los que continúan la obra que se pretendió dejar
paralizada en 1789, los que reivindican para todas y para todos la
participación en el patrimonio universal, al ver pasar esas
procesiones de obreros que llevan a la cabeza sus jefes y sus
banderas rojas y pasan ante la benévola tolerancia de las
autoridades, la simpatía burguesa y el elogio periodístico los
señalan con el dedo diciendo:
—
¡He
aquí el cuarto Estado, el fruto del adulterio cometido por la
Burguesía y el Socialismo!
—
¡¡Uf,
qué asco‼
Cuando
los del Quinto Estado, los parias, los que no tienen ni tendrán ya
jornal, los reemplazados por las máquinas, los que no tienen
acciones de ninguna cooperativa, ni cotizan en ninguna Casa del
Pueblo o Bolsa de Trabajo, los que con el nombre de vagabundos
presenta Gorki como una vergüenza y como una acusación, aquellos a
quienes solidariza la coincidencia de la privación, del hambre, de
la rabia y de la sublime indignación, se decidan a echar a rodar el
simbólico Banquete de la Vida y hagan mesa redonda para todo el
mundo, se celebrará entonces espléndida de Verdad, de Justicia y de
Belleza, la Fiesta del Trabajo.
Hasta
tanto . . . el derecho de accesión, el pacto del hambre, el álbum
policiaco, el invento mecánico casi diario, el casero, el tendero,
el prestamista, la prole hambrienta y otras mil zarandajas sociales,
hacen que el 1º de Mayo valga tanto como el 1º de Noviembre.
Anselmo
Lorenzo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario