¿Para qué valdría la pasión (acharnement) de saber, si sólo asegurara la adquisición de conocimientos y no de alguna manera –y tanto como se pueda– el extravío de aquel que conoce? Hay momentos en la vida en que el problema de saber si uno puede pensar de manera distinta a como piensa y percibir de otra manera que como ve es indispensable para continuar mirando o re-flexionado. (...) Pero, ¿qué es la filosofía en la actualidad –quiero decir la actividad filosófica– si no es un trabajo crítico del pensamiento sobre sí mismo, y si no consiste, en lugar de legitimar lo que ya se sabe, en emprender la tarea de saber cómo y hasta dónde sería posible pensar de otra manera?”

El uso de los placeres.
Michel Foucault.

lunes, 9 de abril de 2018

Punk.

El punk surgió en los suburbios de la ciudad de Londres a principios de la década del setenta, como mecanismo de desahogo social y de búsqueda de la libertad para cierto sector de la juventud de la clase obrera. A finales de la década del sesenta las sociedades industriales avanzadas se veían amenazadas por la crisis del petróleo, que repercutía al interior de cada una de ellas. Inglaterra venía afrontando un bajo crecimiento económico que, en la década del setenta, la colocó en una situación cercana al colapso. A mediados de esa década la Revista Progreso se refería al poco fruto obtenido con las medidas económicas aplicadas: “Desde hace más de 25 años, laboristas y conservadores han recurrido a toda suerte de remedios para curar los males crónicos del bajo crecimiento económico, falta de inversión y beligerancia obrera”1 . En 1975 la inflación británica alcanzó la tasa más alta de Europa, 25% anual, y el número de desempleados llegó casi a un millón, debido a la reducción de las exportaciones, a la falta de estímulo a la producción, al fracaso del contrato social entre el gobierno y los trabajadores y a la debilidad de la libra esterlina, haciendo de Londres el núcleo de la crisis.


La situación antes descrita fue acabando con las garantías sociales que brindaba el Estado de Bienestar, afectando directamente a la juventud. Crecían los barrios pobres, no había empleo, la inflación aumentaba, mientras que las instituciones tradicionales de cohesión social, como la familia, la Iglesia y el sistema educativo, entraban en conflicto. La conjunción de estos factores hizo que las perspectivas de vida y las nociones de futuro de la juventud del setenta fueran distintas a las de las generaciones anteriores. El surgimiento del punk también coincidió con la constatación de las problemáticas consecuencias humanas de la modernidad, que puso fin al metarrelato histórico del progreso y la idea de futuro ligado a esos conceptos.

La juventud de la clase obrera fue la primera en protestar y en perder todo tipo de credibilidad en el sistema. Era evidente que las estructuras sociales entraban en decadencia y que por parte del Estado no había respuestas. La actitud de estos jóvenes fue diferente a la de los demás sectores de la sociedad, que seguían creyendo en el aparato gubernamental y en la monarquía, aunque fuera cada vez más evidente el aumento de la miseria en contraposición con la forma de vida de la familia real.

El punk se constituyó igualmente en un espacio de expresión y de protesta frente a la sociedad, al mundo y al elitismo que había acogido el rock, tanto en lo musical, como en su apuesta subjetiva de la estrella del rock.

El rock de los sesentas, que había sido considerado el lenguaje de la contracultura e icono de rebeldía para la juventud, en los setentas se alejó de los temas sociales. Era el inicio del proceso de comercialización del rock y éste comenzaba a trabajar en función del monopolio de la industria cultural y de sus apuestas políticas. Este proceso se haría evidente en lo musical y en lo ideológico. Los ritmos eran cada vez más suaves, asemejándose a las estructuras sonoras del pop y la mayoría de letras de las canciones no cuestionaban la crisis. El rock se había convertido en una gran industria que requería de una costosa producción y de un conocimiento musical específico. Esto hizo que el rock se consolidara como un medio excluyente, sobre todo para los jóvenes de los sectores bajos de la sociedad; para estos jóvenes el rock ya no era considerado como una válvula de escape.

El punk sacó sus bases de la estructura musical del rock, adoptó la velocidad al tocar, distorsionando las guitarras, mientras que sus voces descifran a gritos la crudeza de la realidad. El punk sintetiza el ruido urbano, se mimetiza en el asfalto, en las calles, reproduciendo con el cuerpo y la música el salvajismo de la ciudad y la crisis social. La música cobija el complejo de la vida, su engranaje es visceral, revive las emociones, dispara los sentidos. El “ruido”2, la música es la libertad, es el amor, es la melancolía, es el odio social. El punk también generó una estética. Música y estética se convirtieron en maneras de habitar y confrontar el mundo.

El punk nació como un proyecto de emancipación individual con perspectivas hacia un cambio social, revivió el sentimiento de lucha moderna asumiendo la política como un medio para producir la transformación de lo social. Responde local y globalmente, instrumentalizando al sujeto como un agente político. Se moviliza en el nexo social apropiándose de la política, volviéndola una práctica ontológica cotidiana. Vuelve mecanismo de expresión política el lenguaje, la música, la estética, el arte, el cuerpo, bombardeando así a la sociedad de mensajes y denuncias directas. De esta manera la concepción de cuerpo tradicional se disgrega para convertirse en un escenario social. El punk asume lo político como un espacio de constitución de los sujetos y hace de la vida una acción directa contra las estructuras de dominación social. El sujeto en el punk es ante todo un instrumento de lucha.


El punk moviliza sentimientos de vida y actitudes frente al mundo que se han relacionado y son en parte la continuidad vital de expresiones contestatarias, artísticas y políticas que han surgido para abogar por la libertad del ser humano. Ejemplos de estas expresiones se encuentran en las corrientes literarias del siglo XIX, como los llamados malditos, poetas y filósofos que han sido satanizados y mal leídos, pues su búsqueda se refería a la necesidad de romper con los esquemas estéticos, políticos y sociales. Llamaban así a un cambio de órdenes, donde el desarreglo de los sentidos proclamado por Rimbaud implicaba un rompimiento de la jerarquización del cuerpo. En el siglo XX el punk ha sido relacionado con el dadaísmo y el surrealismo por ser proyectos innovadores y revolucionarios.

En Inglaterra a partir de 1976, con la irrupción de bandas como The Sex Pistols, que se hizo famosa por sus escándalos en público invocando y volviendo una práctica social el caos, el punk se empezó a expandir por los barrios populares de diferentes ciudades y comenzó a penetrar la clase media3. Pero su auge más significativo se dio en 1977, con la proliferación de bandas punk en Londres. El crecimiento y la expansión del punk hicieron que su lenguaje se ampliara y adoptara nuevas propuestas de organización, que no se restringieron al campo musical. Este proceso se logró debido a la interacción del movimiento con otros movimientos contestatarios, artísticos y políticos, como el anarquismo. A través de estos contactos surgieron colectivos en función de diversas causas: de género, en pro de la liberación animal, a favor de los presos políticos, de contra información, etc., creando otro tipo de prácticas sociales, videos, libros, obras de arte, ferias de fanzines4, procesos de ocupación de casas, distribuidoras independientes de música y libros, basadas en el trueque del material.

Con el tipo de actividades antes descritas se desarrolló la filosofía del “hazlo tú mismo”, inspirada en la autogestión y en contra de la cultura del consumismo. Esta maduración del punk dio origen a otro tipo de bandas como The Crass y Discharge Poison Girl, entre otras, que a través de la música pretendían dar soluciones a la crisis proponiendo la acción política a seguir. El punk en su complejidad generó diversas tendencias, desde el estigma del punk no futuro, nihilista y autodestructivo, hasta el punk de la resistencia, consecuente, activista y propositivo. Estos diversos caminos que se dieron al interior del punk se han movilizado por el mundo renaciendo y respondiendo a los contextos donde encuentra una razón social de ser. Es un sentimiento, una expresión universal que responde al caos urbano.

1 “S.O.S. La economía Británica a pique”, en Revista Progreso, México, julio-agosto, 1975, p. 6.
2 Expresión usada para referirse a este tipo de música.
3 FEIXA, Carles, De Jóvenes Bandas y Tribus, Barcelona, Ed. Ariel, 1999, p. 120.
4 Revistas que producen los punk para hablar sobre música y temas de interés; son espacios de contra información.

En Una lectura de lo real a través del punk, de Andrea Restrepo Restrepo.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario