El
punk surgió en los suburbios de la ciudad de Londres a principios de
la década del setenta, como mecanismo de desahogo social y de
búsqueda de la libertad para cierto sector de la juventud de la
clase obrera. A finales de la década del sesenta las sociedades
industriales avanzadas se veían amenazadas por la crisis del
petróleo, que repercutía al interior de cada una de ellas.
Inglaterra venía afrontando un bajo crecimiento económico que, en
la década del setenta, la colocó en una situación cercana al
colapso. A mediados de esa década la Revista Progreso se refería al
poco fruto obtenido con las medidas económicas aplicadas: “Desde
hace más de 25 años, laboristas y conservadores han recurrido a
toda suerte de remedios para curar los males crónicos del bajo
crecimiento económico, falta de inversión y beligerancia obrera”1
. En 1975 la inflación británica alcanzó la tasa más alta de
Europa, 25% anual, y el número de desempleados llegó casi a un
millón, debido a la reducción de las exportaciones, a la falta de
estímulo a la producción, al fracaso del contrato social entre el
gobierno y los trabajadores y a la debilidad de la libra esterlina,
haciendo de Londres el núcleo de la crisis.
La
situación antes descrita fue acabando con las garantías sociales
que brindaba el Estado de Bienestar, afectando directamente a la
juventud. Crecían los barrios pobres, no había empleo, la inflación
aumentaba, mientras que las instituciones tradicionales de cohesión
social, como la familia, la Iglesia y el sistema educativo, entraban
en conflicto. La conjunción de estos factores hizo que las
perspectivas de vida y las nociones de futuro de la juventud del
setenta fueran distintas a las de las generaciones anteriores. El
surgimiento del punk también coincidió con la constatación de las
problemáticas consecuencias humanas de la modernidad, que puso fin
al metarrelato histórico del progreso y la idea de futuro ligado a
esos conceptos.
La
juventud de la clase obrera fue la primera en protestar y en perder
todo tipo de credibilidad en el sistema. Era evidente que las
estructuras sociales entraban en decadencia y que por parte del
Estado no había respuestas. La actitud de estos jóvenes fue
diferente a la de los demás sectores de la sociedad, que seguían
creyendo en el aparato gubernamental y en la monarquía, aunque fuera
cada vez más evidente el aumento de la miseria en contraposición
con la forma de vida de la familia real.
El
punk se constituyó igualmente en un espacio de expresión y de
protesta frente a la sociedad, al mundo y al elitismo que había
acogido el rock, tanto en lo musical, como en su apuesta subjetiva de
la estrella del rock.
El
rock de los sesentas, que había sido considerado el lenguaje de la
contracultura e icono de rebeldía para la juventud, en los setentas
se alejó de los temas sociales. Era el inicio del proceso de
comercialización del rock y éste comenzaba a trabajar en función
del monopolio de la industria cultural y de sus apuestas políticas.
Este proceso se haría evidente en lo musical y en lo ideológico.
Los ritmos eran cada vez más suaves, asemejándose a las estructuras
sonoras del pop y la mayoría de letras de las canciones no
cuestionaban la crisis. El rock se había convertido en una gran
industria que requería de una costosa producción y de un
conocimiento musical específico. Esto hizo que el rock se
consolidara como un medio excluyente, sobre todo para los jóvenes de
los sectores bajos de la sociedad; para estos jóvenes el rock ya no
era considerado como una válvula de escape.
El
punk sacó sus bases de la estructura musical del rock, adoptó la
velocidad al tocar, distorsionando las guitarras, mientras que sus
voces descifran a gritos la crudeza de la realidad. El punk sintetiza
el ruido urbano, se mimetiza en el asfalto, en las calles,
reproduciendo con el cuerpo y la música el salvajismo de la ciudad y
la crisis social. La música cobija el complejo de la vida, su
engranaje es visceral, revive las emociones, dispara los sentidos. El
“ruido”2, la música es la libertad, es el amor, es la
melancolía, es el odio social. El punk también generó una
estética. Música y estética se convirtieron en maneras de habitar
y confrontar el mundo.
El
punk nació como un proyecto de emancipación individual con
perspectivas hacia un cambio social, revivió el sentimiento de lucha
moderna asumiendo la política como un medio para producir la
transformación de lo social. Responde local y globalmente,
instrumentalizando al sujeto como un agente político. Se moviliza en
el nexo social apropiándose de la política, volviéndola una
práctica ontológica cotidiana. Vuelve mecanismo de expresión
política el lenguaje, la música, la estética, el arte, el cuerpo,
bombardeando así a la sociedad de mensajes y denuncias directas. De
esta manera la concepción de cuerpo tradicional se disgrega para
convertirse en un escenario social. El punk asume lo político como
un espacio de constitución de los sujetos y hace de la vida una
acción directa contra las estructuras de dominación social. El
sujeto en el punk es ante todo un instrumento de lucha.
El
punk moviliza sentimientos de vida y actitudes frente al mundo que se
han relacionado y son en parte la continuidad vital de expresiones
contestatarias, artísticas y políticas que han surgido para abogar
por la libertad del ser humano. Ejemplos de estas expresiones se
encuentran en las corrientes literarias del siglo XIX, como los
llamados malditos, poetas y filósofos que han sido satanizados y mal
leídos, pues su búsqueda se refería a la necesidad de romper con
los esquemas estéticos, políticos y sociales. Llamaban así a un
cambio de órdenes, donde el desarreglo de los sentidos proclamado
por Rimbaud implicaba un rompimiento de la jerarquización del
cuerpo. En el siglo XX el punk ha sido relacionado con el dadaísmo y
el surrealismo por ser proyectos innovadores y revolucionarios.
En
Inglaterra a partir de 1976, con la irrupción de bandas como The Sex
Pistols, que se hizo famosa por sus escándalos en público invocando
y volviendo una práctica social el caos, el punk se empezó a
expandir por los barrios populares de diferentes ciudades y comenzó
a penetrar la clase media3. Pero su auge más significativo se
dio en 1977, con la proliferación de bandas punk en Londres. El
crecimiento y la expansión del punk hicieron que su lenguaje se
ampliara y adoptara nuevas propuestas de organización, que no se
restringieron al campo musical. Este proceso se logró debido a la
interacción del movimiento con otros movimientos contestatarios,
artísticos y políticos, como el anarquismo. A través de estos
contactos surgieron colectivos en función de diversas causas: de
género, en pro de la liberación animal, a favor de los presos
políticos, de contra información, etc., creando otro tipo de
prácticas sociales, videos, libros, obras de arte, ferias de
fanzines4, procesos de ocupación
de casas, distribuidoras independientes de música y libros, basadas
en el trueque del material.
Con
el tipo de actividades antes descritas se desarrolló la filosofía
del “hazlo tú mismo”, inspirada en la autogestión y en contra
de la cultura del consumismo. Esta maduración del punk dio origen a
otro tipo de bandas como The Crass y Discharge Poison Girl, entre
otras, que a través de la música pretendían dar soluciones a la
crisis proponiendo la acción política a seguir. El punk en su
complejidad generó diversas tendencias, desde el estigma del punk no
futuro, nihilista y autodestructivo, hasta el punk de la resistencia,
consecuente, activista y propositivo. Estos diversos caminos que se
dieron al interior del punk se han movilizado por el mundo renaciendo
y respondiendo a los contextos donde encuentra una razón social de
ser. Es un sentimiento, una expresión universal que responde al caos
urbano.
1
“S.O.S. La economía Británica a pique”, en Revista Progreso,
México, julio-agosto, 1975, p. 6.
2
Expresión usada para referirse a este tipo de música.
3
FEIXA, Carles, De Jóvenes Bandas y Tribus, Barcelona, Ed. Ariel,
1999, p. 120.
4
Revistas que producen los punk para hablar sobre música y temas de
interés; son espacios de contra información.
En
Una lectura de lo real a través del punk, de
Andrea Restrepo Restrepo.
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