¿Para qué valdría la pasión (acharnement) de saber, si sólo asegurara la adquisición de conocimientos y no de alguna manera –y tanto como se pueda– el extravío de aquel que conoce? Hay momentos en la vida en que el problema de saber si uno puede pensar de manera distinta a como piensa y percibir de otra manera que como ve es indispensable para continuar mirando o re-flexionado. (...) Pero, ¿qué es la filosofía en la actualidad –quiero decir la actividad filosófica– si no es un trabajo crítico del pensamiento sobre sí mismo, y si no consiste, en lugar de legitimar lo que ya se sabe, en emprender la tarea de saber cómo y hasta dónde sería posible pensar de otra manera?”

El uso de los placeres.
Michel Foucault.

jueves, 5 de abril de 2018

Lo que se puede prometer.

Pueden prometerse acciones, pero no sentimientos, porque éstos son involuntarios. Quien promete a otro amarlo siempre u odiarlo siempre o serle siempre fiel, promete algo que no está en su mano poder cumplir; lo que puede prometer son actos o manifestaciones, que si ordinariamente son consecuencia del amor, del odio, de la fidelidad, pueden también provenir de otras causas, puesto que caminos y motivos diversos conducen a una misma acción.


La promesa de amar a alguno significa, pues, lo siguiente: Mientras que te ame, te mostraré pruebas de mi amor; si dejara de amarte, continuarás, no obstante, recibiendo de mi iguales manifestaciones, aunque por motivos diferentes, de manera que en concepto de los demás hombres persista la apariencia de que el amor será inmutable y siempre el mismo. Así, pues, el hombre promete la persistencia de la apariencia del amor, cuando sin cegarse voluntariamente, promete amor eterno.

En Humano, demasiado humano, de Friedrich Nietzsche. 
 

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