¿Para qué valdría la pasión (acharnement) de saber, si sólo asegurara la adquisición de conocimientos y no de alguna manera –y tanto como se pueda– el extravío de aquel que conoce? Hay momentos en la vida en que el problema de saber si uno puede pensar de manera distinta a como piensa y percibir de otra manera que como ve es indispensable para continuar mirando o re-flexionado. (...) Pero, ¿qué es la filosofía en la actualidad –quiero decir la actividad filosófica– si no es un trabajo crítico del pensamiento sobre sí mismo, y si no consiste, en lugar de legitimar lo que ya se sabe, en emprender la tarea de saber cómo y hasta dónde sería posible pensar de otra manera?”

El uso de los placeres.
Michel Foucault.

viernes, 21 de julio de 2017

Para cantarte, dolor.

Me falta vida
para cantarte, dolor.
Dolor de la sonrisa
sin alegría.
Dolor del silencio
que encierra palabras.
Dolor del grito
que no tiene voz.
Dolor de la pólvora.
Y del humo.
Y de la sangre.
De la infancia
de los huesos
y las carnes hinchadas,
por el volumen terrible
y macabro de las hambres.













 
Dolor de la infancia
que a falta de juguetes,
juega “a ver quién
puede vivir un día más”.
Me falta vida, repito,
para cantarte dolor.
Motor de los palpitares
de este mundo enloquecido,
que camina trastabillado
hacia su propia extinción.
En Arcilla negra, de Helenio Campos Ocaña.

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