¿Para qué valdría la pasión (acharnement) de saber, si sólo asegurara la adquisición de conocimientos y no de alguna manera –y tanto como se pueda– el extravío de aquel que conoce? Hay momentos en la vida en que el problema de saber si uno puede pensar de manera distinta a como piensa y percibir de otra manera que como ve es indispensable para continuar mirando o re-flexionado. (...) Pero, ¿qué es la filosofía en la actualidad –quiero decir la actividad filosófica– si no es un trabajo crítico del pensamiento sobre sí mismo, y si no consiste, en lugar de legitimar lo que ya se sabe, en emprender la tarea de saber cómo y hasta dónde sería posible pensar de otra manera?”

El uso de los placeres.
Michel Foucault.

viernes, 28 de julio de 2017

Syd Barrett, el último romántico inglés.

Syd Barrett nunca necesitó un disco para contar un relato complejo, para navegar por una narración conceptual. Su manejo del lenguaje, de cada palabra de forma individual, le ha permitido ser un artista de culto tanto por lo que hizo en solitario, como por lo que hizo en Pink Floyd. Tanto por sus hipnóticas melodías como por sus hechizantes letras. Fue el corredor más rápido, porque su magia radicaba en la velocidad, en la brevedad, no en la imposición de un punto de vista. Él huyó del orden. Quiso que cada oyente hiciera suya cada canción, cada escena, cada sentimiento.

Fragmento del Artículo Syd Barrett, el último romántico inglés, de José Domiguez.

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