¿Para qué valdría la pasión (acharnement) de saber, si sólo asegurara la adquisición de conocimientos y no de alguna manera –y tanto como se pueda– el extravío de aquel que conoce? Hay momentos en la vida en que el problema de saber si uno puede pensar de manera distinta a como piensa y percibir de otra manera que como ve es indispensable para continuar mirando o re-flexionado. (...) Pero, ¿qué es la filosofía en la actualidad –quiero decir la actividad filosófica– si no es un trabajo crítico del pensamiento sobre sí mismo, y si no consiste, en lugar de legitimar lo que ya se sabe, en emprender la tarea de saber cómo y hasta dónde sería posible pensar de otra manera?”

El uso de los placeres.
Michel Foucault.

martes, 13 de junio de 2017

Sombras breves, Walter Benjamin

 Secreto signo.

Se nos transmite por vía oral una frase de Schuler. Todo conocimiento, dice, debe contener un poquitito de contrasentido, como los dibujos en los tapices antiguos o los frisos ornamentales de entonces en los que siempre podemos percatarnos de una desviación insignificante respecto de su línea regular. Con otras palabras: lo decisivo no es la prosecución de conocimiento a conocimiento, sino el salto en cada uno de ellos. El salto es la marca imperceptible de autenticidad que los distingue de las mercancías en serie elaboradas según un patrón.


Sombras breves.

Cuando se acerca el mediodía, las sombras son todavía bordes negros, marcados, en el flujo de las cosas, y están dispuestas a retirarse quedas, de improviso, a su armazón, a su misterio. Entonces es que ha llegado en su plenitud concentrada, acurrucada, la hora de Zaratustra, del pensador en el «mediodía de la vida», en el «jardín estival». Ya que, como el sol en lo más alto de su curso, el conocimiento da de las cosas el más riguroso contorno.

En Sombras breves, de Walter Benjamin.

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