"De todo lo escrito yo amo sólo aquello que alguien escribe con su sangre. Escribe tú con sangre: y te darás cuenta de que la sangre es espíritu."
“¿Para qué valdría la pasión (acharnement) de saber, si sólo asegurara la adquisición de conocimientos y no de alguna manera –y tanto como se pueda– el extravío de aquel que conoce? Hay momentos en la vida en que el problema de saber si uno puede pensar de manera distinta a como piensa y percibir de otra manera que como ve es indispensable para continuar mirando o re-flexionado. (...) Pero, ¿qué es la filosofía en la actualidad –quiero decir la actividad filosófica– si no es un trabajo crítico del pensamiento sobre sí mismo, y si no consiste, en lugar de legitimar lo que ya se sabe, en emprender la tarea de saber cómo y hasta dónde sería posible pensar de otra manera?”
El uso de los placeres.
Michel Foucault.
miércoles, 28 de febrero de 2018
Sobre las relaciones entre los sexos.
martes, 27 de febrero de 2018
La condena.
La misión del escritor.
lunes, 26 de febrero de 2018
Lo que podemos aprender de los artistas.
Cuarto movimiento: La realidad.
Agazapado espero como un "arraclán",
bajo las piedras escondido.
Porque a la vida era lo único que le da sentido.
Acostumbrado a escapar de la realidad,
perdí el sentido del camino,
y envejecí cien años mas de tanto andar
perdido.
Y me busco en la memoria el rincón
donde perdí la razon,
y la encuentro donde se me perdió
cuando dijiste que no.
Me hice un barquito de papel para irte a ver,
se hundió por culpa del rocío.
No me preguntes cómo vamos a cruzar el río.
Y rebusco en la memoria el rincón
donde perdí la razon,
y la encuentro donde se me perdió
cuando dijiste que no.
si no puedo acercarme ni oír
los versos que me dicta esa boca.
Y ahora que ya no hay nada, ni dar
la parte de dar que a mí me toca,
por eso no he dejado de andar.
Buscando mi destino,
viviendo en diferido
sin ser, ni oír, ni dar.
Y a cobro revertido
quisiera hablar contigo,
y así sintonizar.
Para contarte
que quisiera ser un perro y "oliscarte".
Vivir como animal que no se altera
tumbado al sol lamiéndose la breva.
Sin la necesidad de preguntarse
si vengativos dioses nos condenarán.
Si por Tutatis
el cielo sobre nuestras cabezas caerá.
Buscando mi destino,
viviendo en diferido
sin ser, ni oír, ni dar.
Y a cobro revertido
quisiera hablar contigo,
y así sintonizar.
viernes, 23 de febrero de 2018
Balada de la bicicleta con alas.
Muchos tienen un yate
y muchos más un automóvil
y hay muchos que también tienen ya un avión.
Pero yo,
a mis cincuenta años justos, tengo sólo una bicicleta.
He escrito y publicado innumerables versos.
Casi todos hablan del mar
y también de los bosques, los ángeles y las llanuras.
He cantado las guerras justificadas,
la paz y las revoluciones.
Ahora soy nada más que un desterrado.
Y a miles de kilómetros de mi hermoso país,
con una pipa curva entre los labios,
un cuadernillo de hojas blancas y un lápiz
corro en mi bicicleta por los bosques urbanos,
por los caminos ruidosos y calles asfaltadas
y me detengo siempre junto a un río,
a ver cómo se acuesta la tarde y con la noche
se le pierden al agua las primeras estrellas.
Es morada mi bicicleta
y alegre y plateada como cualquiera otra.
Mas cuando gira el sol en sus ruedas veloces,
de cada uno de sus radios llueven chispas
y entonces es como un antílope,
como un macho cabrío, largo de llamas blancas,
o un novillo de fuego que embistiera los azules del día.
III
¿Qué nombre le pondría hoy, en esta mañana,
después que me ha traído,
que me ha dejado sin decírmelo apenas
al pie de estas orillas de bambúes y sauces
y la miro dormida, abrazada de yerbas dulcemente,
sobre un tronco caído?
Carlanco de los bosques.
Estrella voladora de las hadas.
Telaraña encendida de los silfos.
Rosa doble del viento.
Margarita bicorne de los prados.
Cabra feliz de las pendientes.
Eral de las cañadas.
Niña escapada de la aurora.
Luna perdida.
Gabriel arcángel.
La llamaré con este frágil nombre.
Porque son sus dos alas blancas las que me llevan,
Anunciándome el aire de todos los caminos.
IV
Yo sé que tiene alas.
Que por las noches sueña
en alta voz la brisa
de plata de sus ruedas.
Yo sé que tiene alas.
Que canta cuando vuela
dormida, abriendo al sueño
una celeste senda.
Yo sé que tiene alas.
Que volando me lleva
por prados que no acaban
y mares que no empiezan.
Yo sé que tiene alas.
Que el día que ella quiera,
los cielos de la ida
ya nunca tendrán vuelta.
Aire limpio.
Bajo, batería y voz son la base de las nuevas canciones, por momentos autorreferenciales, con licencia para experimentos sonoros, con las que la banda encabezada por Pedro Dalton llega al octavo álbum.
A dos años de Nidal, un disco más íntimo y grabado en un clima de entre casa, Buenos Muchachos publica su octavo trabajo con 12 canciones y sin nombre. Sin embargo, no hace falta que figure título alguno para notar que son ellos desde el arte, a través de una creación colectiva entre Dalton y Gustavo Antuña (las imágenes son acuarelas de ambos), Martín Batallés y Gabriela Costoya. Acerca de la ausencia de título para el disco, Batallés recuerda que cuando el arte de tapa fue tomando su forma definitiva, la idea de que el álbum no llevara nombre terminó de cerrar completamente: “Es un arte muy parco, no hay palabras en el empaque”. Por su parte, José Nozar comparte una mirada sobre el arte contemporáneo según Brian Eno, quien considera que “los últimos 15 años han sido muy interesantes en el Reino Unido. En el siglo XX hubo muchos ‘ismos’: cubismo, futurismo, constructivismo... Ahora predomina el onelinerism [suele traducirse como el impacto de una sola frase], en el que el título o la explicación de la obra parecen más importantes que la obra en sí. A mí me interesa lo contrario, la experiencia de la obra”.
miércoles, 21 de febrero de 2018
La canción del baile.
martes, 20 de febrero de 2018
La verdad es mujer.
El carácter destructivo.
lunes, 19 de febrero de 2018
Giordano Bruno.
Ricoeur: Derrida y la escuela de la sospecha.
viernes, 16 de febrero de 2018
Soledad.
¿Qué harás cuando tus palabras,