¿Para qué valdría la pasión (acharnement) de saber, si sólo asegurara la adquisición de conocimientos y no de alguna manera –y tanto como se pueda– el extravío de aquel que conoce? Hay momentos en la vida en que el problema de saber si uno puede pensar de manera distinta a como piensa y percibir de otra manera que como ve es indispensable para continuar mirando o re-flexionado. (...) Pero, ¿qué es la filosofía en la actualidad –quiero decir la actividad filosófica– si no es un trabajo crítico del pensamiento sobre sí mismo, y si no consiste, en lugar de legitimar lo que ya se sabe, en emprender la tarea de saber cómo y hasta dónde sería posible pensar de otra manera?”

El uso de los placeres.
Michel Foucault.

miércoles, 28 de febrero de 2018

Sobre las relaciones entre los sexos.

En el centro de las ideas de Montseny sobre las relaciones entre los sexos está la responsabilidad individual y no las sanciones sociales. Si la unicidad individual es honrada, y si las instituciones artificiales y opresivas son en su mayoría eliminadas, dos personas naturalmente adecuadas la una para la otra acabarán encontrándose.

Lo más probable es que la unión sea para toda la vida porque su atracción estará basada en el respeto mutuo, en la igualdad, en la admiración y en el compartir (características complementarias) y en un compromiso voluntario. Con el tiempo, los dos individuos podrían desear disolver su compromiso. Si, sin embargo, ambos miembros de la pareja fueran igualmente libres para crecer, y si la elección fuera una elección responsable, entonces las dos personas deberían crecer juntas y, de esta manera, desearían estar juntas. Montseny cree en el amor libre, pero insiste en que la libertad de cualquier clase es imposible sin responsabilidad.


El anarquismo sin la emancipación de la mujer es, por consiguiente, imposible. Y, por otro lado, la emancipación de la mujer es imposible hasta que ambos, la mujer y el hombre, estén dispuestos a aceptar la responsabilidad de su propia libertad. Finalmente, la mujer está obligada a tomar la libertad si no se la dan. Como Montseny dice en diversas ocasiones, «el problema de los sexos es un problema humano, no un problema femenino». Como muchas mujeres mantienen hoy, Montseny también insiste en que la emancipación de la mujer significa libertad e independencia para ambos sexos. Sólo cuando la libertad sea ganada, el hombre y la mujer podrán seguramente estar juntos a través de «una comunicación de las almas y mediante el respeto mutuo», solamente posible entre iguales —nunca entre un maestro y un subordinado. El «verdadero feminismo», dice Montseny, «debería llamarse a sí mismo humanismo».

Sus creencias sobre la mujer emancipada son ejemplificadas en el «acuerdo» por el que se comprometió con Germinal Esgleas. Este compromiso duró toda la vida. De esta «unión natural» surgió el amor mutuo, el respeto, la independencia y la responsabilidad que trajo a Montseny tres hijos —Vida, Germinal y Blanca—; todos fueron queridos y profundamente amados.

En Federica Montseny y el Feminismo Anarquista Español, de Shirley F. Fredricks.

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