¿Para qué valdría la pasión (acharnement) de saber, si sólo asegurara la adquisición de conocimientos y no de alguna manera –y tanto como se pueda– el extravío de aquel que conoce? Hay momentos en la vida en que el problema de saber si uno puede pensar de manera distinta a como piensa y percibir de otra manera que como ve es indispensable para continuar mirando o re-flexionado. (...) Pero, ¿qué es la filosofía en la actualidad –quiero decir la actividad filosófica– si no es un trabajo crítico del pensamiento sobre sí mismo, y si no consiste, en lugar de legitimar lo que ya se sabe, en emprender la tarea de saber cómo y hasta dónde sería posible pensar de otra manera?”

El uso de los placeres.
Michel Foucault.

lunes, 26 de febrero de 2018

Lo que podemos aprender de los artistas.

¿De qué medios disponemos para que nos resulten bellas, atractivas y deseables las cosas que no lo son?, ¡aunque opino que nunca lo serán en sí mismas! En esto podríamos aprender mucho de los médicos cuando mezclan, por ejemplo, un remedio amargo con vino y azúcar; pero nos pueden enseñar aún más los artistas, quienes continuamente se dedican a estas invenciones y habilidades.


Distanciarse de las cosas hasta que se desvanezcan muchos de sus detalles, y tener que forzar mucho la vista para seguir viéndola; ver las cosas desde la perspectiva de un determinado ángulo; disponerlas de tal forma que sólo puedan captarse con un golpe de vista y queden parcialmente disimuladas; mirarlas por un cristal de color o al resplandor del sol poniente; darles, en fin, una superficie, una epidermis que no sean totalmente transparentes; todo esto tendríamos que aprenderlo de los artistas, a reservas de ser más lúcidos que ellos en cuanto al resto. Pues en ellos esa fuerza sutil termina generalmente donde acaba el arte y empieza la vida; pero en cuanto a nosotros, ¡seamos poetas de nuestra vida, sobre todo en los detalles menudos y triviales!

En La gaya ciencia, de Friedrich Nietzsche.

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