¿Para qué valdría la pasión (acharnement) de saber, si sólo asegurara la adquisición de conocimientos y no de alguna manera –y tanto como se pueda– el extravío de aquel que conoce? Hay momentos en la vida en que el problema de saber si uno puede pensar de manera distinta a como piensa y percibir de otra manera que como ve es indispensable para continuar mirando o re-flexionado. (...) Pero, ¿qué es la filosofía en la actualidad –quiero decir la actividad filosófica– si no es un trabajo crítico del pensamiento sobre sí mismo, y si no consiste, en lugar de legitimar lo que ya se sabe, en emprender la tarea de saber cómo y hasta dónde sería posible pensar de otra manera?”

El uso de los placeres.
Michel Foucault.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

La armonía de los opuestos.

Según toda presunción la palabra armonía proviene del pitagorismo, de donde pudo tomarla Heráclito. Sin embargo, el empleo que hace el filósofo del vocablo es muy distinto del que se expresa en la escuela pitagórica, puesto que él no apunta a la conciliación de los opuestos sino a su mantenimiento como eterna lucha que representa la suprema justicia.

La doctrina de la armonía de los opuestos puede dividirse en tres partes, a saber: Todo se compone de opuestos y por tanto está sujeto a la tensión interna; los opuestos son idénticos, y como consecuencia de lo primero la guerra es la fuerza directriz y creadora. 


Heráclito, que ha afirmado en el fragmento 50: "Después de haber escuchado no a mí sino al logos es sabio aceptar que todo es uno", agrega en el 51: "Ellos no entienden cómo lo que difiere está de acuerdo consigo mismo; la armonía consiste en tensiones opuestas, similares a la del arco y la lira". Al referirse al principio de identidad concreta, destaca el lógico Athanase Joja su vinculación con este fragmento heraclíteo y dice: "Es el reflejo lógico de la ley objetiva señalada ya por Heráclito: lo uno que se diferencia de sí mismo, de lo cual un poeta alemán dijo que era "palabra divina". En todo caso se trata de una proposición de importancia infinita, pues revela el motor del proceso cósmico y de cualquier proceso particular: "lo uno que se diferencia, se desprende de sí, concuerda consigo, es decir, todo uno es una multiplicidad, un sujeto que se despliega, una potencialidad que se realiza, se actualiza en razón de la contradicción interna".

Agrega Joja que el fragmento 51 es el más importante de Heráclito porque nos descubre el motor del proceso cósmico sobre la base de la contradicción interna, esto es, el tránsito de lo abstracto a lo concreto, donde reside la unidad y la diferencia. En todas partes existen fuerzas que tiran en ambos sentidos a la vez. La armonía aparente, la quietud o la paz es en la constitución real de las cosas un estado de equilibrio precario entre estas fuerzas. Observamos un arco encordado que descansa sobre el suelo o se afirma en la pared. Ningún movimiento es visible, semeja un objeto estático, en descanso absoluto; pero en verdad, una continua oposición tiene lugar en él, que se hará patente si la cuerda no es bastante fuerte. El arco inmediatamente recuperará su estado y demostrará que la tensión lo mantenía curvado. La armonía era dinámica, provocada por movimientos autorregulados y contrarios que se neutralizan mediante el equilibrio. Otro tanto sucede con la lira y sus cuerdas. El funcionamiento de ambos, su íntima naturaleza como arco o lira depende de este equilibrio de fuerzas. Para Heráclito el arco y la lira simbolizan el cosmos, el cual sin esa constante lucha se desintegraría y perecería. Por eso el filósofo puede muy bien decir en el fragmento 54: "La armonía invisible es superior a la visible", esto es, sólo se capta mediante el logos.

En lo que respecta a la relación observable el arco podría ser curvado y la cuerda adaptarse simplemente a él, aunque en este caso no se explicaría el requisito esencial que Heráclito exige para que se dé la armonía, es decir, habría desaparecido la lucha de los opuestos en inseparable tensión. El vínculo invisible entre ellos es el elemento contradictorio, de oposición dinámica. De así que se afirme en el fragmento 123: "La naturaleza gusta ocultarse".

En La filosofía de Heráclito, de Alfredo Llanos.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario